viernes, 22 de junio de 2012

¿La espiral del silencio tiene efectividad en “Radio Grito de Baire”?

Por Moraima Zulueta
moraima@gritodebaire.icrt.cu

La sociedad amenaza con la exclusión a quienes se alejan del consenso; de lo moral y supuestamente válido; de lo establecido, que es establecido, a su vez, por ellos mismos y por los medios de comunicación de masas, en contra de cuyos criterios asentados nos cuesta tanto opinar.

Esto es lo que viene a expresar la teoría de la espiral del silencio, que la opinión de la mayoría determina el comportamiento de los individuos y cuestionan la elección de expresarse públicamente o permanecer en silencio.

La espiral del silencio nos muestra con numerosos ejemplos el poder que tiene la opinión pública en cada uno de los individuos, entendidos como seres particulares y, sobre todo en aquellos más frágiles que se sienten ligeramente desplazados del entorno social. Así, para la creación de su opinión individual, que más tarde cuando sea compartida se convertirá en una opinión colectiva y pública, el individuo parte de la perspectiva de la observación de su entorno social.

 Que un individuo se vea apoyado por los medios de comunicación con respecto a un tema en cuestión, le hace tender a la elección de la expresión pública, porque en cierto modo se siente respaldado por una gran fuerza y le hace perder ese miedo constante que se tiene al aislamiento, que nos permite evaluar continuamente el clima de opinión.

Ahora bien, nuestra prensa socialista, sustentada en la democracia participativa,    repara en esta definición. Aquí existen principios    convincentes sobre esa hipótesis, pues la comunidad colabora con el medio, dando información con sus diversos matices para mejorar y perfeccionar la comunicación  en defensa del quehacer del pueblo.

Esta virtud se da con mucha facilidad, porque la radio local tiene la facultad de expresar lo material y espiritual del hombre, valiéndose del sonido de la palabra para reflejar su entorno.  

No es menos cierto que a veces nos encontramos escépticos   o personas temerosas a la hora de emitir una opinión con respecto a determinado tema, pero  un  especialista dedicado a la investigación social, utilizando la encuesta como instrumento medidor,   llega   casi siempre hasta esos individuos para conocer preocupaciones,  y  sugerencias, sin que su voz sea de conocimiento público.

Conocemos también que interpretar el silencio no es nada fácil, menos aun en aquellos asentamientos donde el radio-receptor no existe. Sin embargo, hasta esas familias, casi siempre retiradas del perímetro urbano, el sondeo opinático toca a sus puertas, con el objetivo de conocer ideas, juicios o conceptos que una persona tiene o se forma acerca de algo o de alguien.

En el caso de  la emisora   identitaria, se tiene en cuenta esos criterios sociales para que  el “receptor pasivo”  se vea reflejado también en  la programación radial, preferentemente, informativa.
El Boletín de opinión, como sistema de trabajo partidista, corrobora la búsqueda de información periodística  nutrida de los argumentos expositivos al azar del propio pueblo.

 En la radio todos son retos desde la ideologización hasta tener una gestión mucho más institucional, una programación mucho más audaz, hasta los periodistas y artistas que quieran hacer y sepan hacer, pues no sólo basta la voluntad de hacer, sino en la pericia profesional.             

Nuestros programas  en la radio comunitaria local, en la radio democrática han sido tradicionalmente instructivos-recreativos. La educación es seria, nuestros mensajes, con particularidad en  la problematización   de la sociedad se  transmiten con un código diáfano; se hace interesante lo que interesa, sin argumentos banales, y sí con un discurso optimista, y entusiasta, o sea, son emisiones estéticamente bien facturadas.    

En nombre del respeto al pueblo de Contramaestre,   “Grito de Baire” defiende  cotidianamente a través del éter radiofónico el protagonismo de su gente con el verbo preciso,  utilizando como herramienta la imagen auditiva para que el propio municipio tenga acceso a la palabra, a la programación y a la propiedad,   como  único camino hacia el recurso del poder.

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